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En esta parte, trato de relacionar las explicaciones atomistas de las sustancias del alma y la humanidad en una explicación de la naturaleza de la Marca Oscura (aunque no explore su origen en la historia, que me queda poco claro). También explico el claro paralelo entre las guardianas de fuego y las vestales romanas, y utilizo de nuevo el marco atomista para explicar la materialidad de los fantasmas y la maldición en Dark Souls.
La Señal Oscura y los Huecos
Una de las grandes incógnitas de Dark Souls es la naturaleza de la Señal Oscura. Aunque hay teorías sobre su origen, nos centraremos en analizarla según el marco que hemos ido definiendo. Para lo que concierne a este análisis, podemos afirmar al menos que se trata de un fenómeno relacionado con algún tipo de nigromancia, ya sea natural, como la que dio vida a Nito, o producida mágicamente, como la que practican en las catacumbas.
Si enfocamos los efectos de esta maldición desde una perspectiva materialista, podemos explicar la transformación en hueco, en realidad, como el deterioro de la salud mental y física de los afectados. No hay una diferencia esencial entre un ser humano y un hueco, excepto que el segundo ha perdido la cordura y se encuentra en un estado físico de demacración absoluta. Además, esta explicación encaja con lo que sabemos sobre la reversión del estado de hueco.
Dentro de los seres humanos (y más razas) hay átomos de alma y de humanidad, dentro de los márgenes de una proporción que mantiene su forma física: aunque las almas sean la fuente de la vida, sabemos que los átomos de humanidad dan salud a quienes los consumen. El estus tiene relación con el alma de las guardianas, que están compuestas de humanidad. Además, consumir humanidad sólida también restaura la salud del jugador. El proceso de “restaurar humanidad” en las hogueras podría ser, sencillamente, restaurar la salud física al consumir un átomo de humanidad a la temperatura que le da el fuego de la hoguera.
Con esto explicado, la única incógnita que queda es la del vínculo con las hogueras. A diferencia de la nigromancia que reinserta las almas en el cuerpo, la Señal Oscura parece funcionar de manera casi inversa. Cuando el jugador muere y la sustancia del alma y la humanidad se quedan en el sitio de la muerte y el resto de su cuerpo es transportados de nuevo a la hoguera. Allí, falto de la sustancia que le da la salud, su cuerpo retorna en un estado deteriorado gracias a las almas que hay en la llama. De hecho, si la hoguera no arde, esta vinculación no puede producirse, como sucede tras la muerte de Anastasia de Astora.
Guardianas del fuego
En el hechizo Regreso se insinúa que las hogueras son el hogar de los no-muertos. Desde luego, el jugador experimentará muy pronto que no existen lugares más seguros que las hogueras, donde desarrollamos casi toda actividad que no esté directamente relacionada con la exploración. La hoguera, con razón, se ha convertido en uno de los iconos del juego, donde suelen retratarse sentados el personaje jugador junto a otros aventureros o aliados. La hoguera transmite seguridad, saciedad y descanso. Verdaderamente, son lo más parecido a un hogar que encontramos en Lordran.
En la antigua Roma, Vesta era la diosa del hogar y tenía uno de los cultos más importantes y antiguos. El símbolo más notable de Vesta, a quien raramente se representaba en forma humana, era el fuego; concretamente, el fuego del hogar. Las vírgenes vestales eran las sacerdotisas de Vesta, que gozaban de privilegios sociales comparables a los más altos cargos del estado Romano, pero que, a la vez, sufrían durísimas penas, desde castigos físicos hasta enterramientos en vida, en caso de faltar a su juramento con la ciudad, expresado en su cuidado permanente del fuego sagrado y de su propia virginidad.
_Vestalin.jpg "Virgen Vestal sentada junto al fuego")
Por lo tanto, aunque la adoración al fuego sea común en muchas religiones, su conexión con el hogar y el sacerdocio femenino, vinculan especialmente a las guardianas de fuego con las vestales. En Lordran, encontramos a tres guardianas de fuego. Dos de ellas pertenecen a estamentos altos (la hermana de Queelag, a la realeza, y la Dama de la Luna Oscura, a una orden divina), y la única de ellas que no, parece haber sufrido un castigo que ella misma acepta, por una transgresión que no se menciona nunca. También en ese sentido nos recuerdan a las vestales. Guardianas del fuego que encarna la protección del hogar, al mismo tiempo protegidas y prisioneras de un pacto entre el estado y lo divino.
En Dark Souls este pacto, en cambio, proviene de un estado natural. Las guardianas tienen una desproporción de humanidad en su cuerpo, por lo que deben mantener una hoguera encendida, donde quemarla continuamente y convertirla en Estus. Las descripciones de sus almas nos llegan a revelar que este exceso de humanidad llega a producir deformaciones en algunas guardianas, hecho que encaja con lo que hemos dicho hasta ahora.
Maldición
En este punto del análisis ya hemos tratado varios fenómenos relacionados con la proporción de átomos de Humanidad y Alma en el cuerpo humano y su papel en el mismo. Nos queda otro por tocar: la maldición. Puedo adelantarle al lector, que, de nuevo, el concepto de maldición no tiene nada de metafísico. No obstante, ante de explicarlo, debemos hablar la última forma de no-muerte en Lordran, que relaciona el Alma y la maldición: los fantasmas.
Los fantasmas tienen pocas implicaciones. Al igual que en incontables relatos, los fantasmas son espíritus vengativos, agraviados de alguna manera terrible en su muerte. La traición de Gwyn a los habitantes de Nuevo Londo para la contención del Abismo, que desató el ahogamiento de miles, es el motivo de que estas almas en pena no encuentren su descanso. Manteniendo nuestra teoría del alma, podríamos suponer que el cuerpo de estos fantasmas está formado exclusivamente de átomos de alma, lo que explicaría su incorporeidad como una especie de estado gaseoso. Esto nos deja con una pregunta: ¿por qué los fantasmas solo son corpóreos para un ser o arma maldita?
La respuesta no sólo es sencilla, sino que además abre nuestra teoría a explicaciones adicionales con sentido. La maldición es un tipo de energía que cristaliza la sustancia del Alma, solidificándola desde su estado gaseoso. Esto explica que, afectados por esta energía, los fantasmas se comporten como sólidos. También explica el funcionamiento del gas que expulsan los basiliscos: al inhalarlo, los átomos de alma comienzan a cristalizarse, hasta llegar a un punto en el que matan al jugador.
Tras sufrir esta muerte, la energía de maldición impide a la marca oscura reformar el cuerpo completamente, mientras los átomos de alma no vuelvan a su estado normal. La interacción entre los átomos de alma y los de humanidad se puede ver interrumpida en este estado, lo que explicaría la imposibilidad de quemar humanidad en las hogueras. Los conductores de la energía de maldición son los cuerpos que cumplen condiciones similares a las del cuerpo humano, como las piedras purgadoras o los anillos de sacrificio. Según sus descripciones, es presumible que ambos estén fabricados con restos humanos que reúnan a la vez átomos del cuerpo, átomos de alma y átomos de humanidad.
Abhorrent curses eat away at the core of one’s very existence, and cleansing oneself of curses is no easy task indeed.
Descripción de Resistir Maldición
El juego ya nos apunta a la relación entre el alma y el cristal: los hechizos más avanzados provocan artificialmente la cristalización en las hechicerías de alma para hacerlas más poderosas. De hecho, esta técnica en manos del padrino de la hechicería, es capaz de emular el efecto natural de la maldición, como podemos comprobar en su pelea de jefe y en la descripción del hechizo Aliento del Dragón Blanco.
En la siguiente parte comentaré cómo el juego trata la razón y la fe y cómo ésto se puede entender a través de algunos aspectos de la filosofía de Nietzsche.